Tiempos verbales
Hablar con propiedad y comer bien siempre estuvieron entre mis aspiraciones más claras.
Más allá de los muchos errores de tipeo y omisiones por ansiedad, es una compulsión más que un gusto diría, no traicionar la lengua respecto de la gramática, la sintaxis y la ortografía (morfología y semántica también están en mi menú).
Muy a pesar de esto, jamás conseguí memorizar los nombres de los tiempos verbales. Nunca!
Sé usarlos a la perfección total, pero no sé como se llaman. Para ejemplificar pondré una situación real, aunque algo surrealista, que me aconteciera hace unas semana, en ocasión de estar cenando con la Dra. B2, en lo que creyéramos iba a ser una comida apacible, en un lugar en el que los miércoles, sólo los bernalenses de pura cepa están.
Nos ibámos a celebrar solitas y solas mi cambio de empleo. Ella esperaba le contara todos los pormenores del pase, que no eran pocos, dadas un número de circunstancias que mezclaban lo meramente laboral, con algo de personal, mucho de recursos humanos, corazones rotos y algo de suerte.
El caso es que llegamos al restaurant en cuestión, y como era de esperar, sólo esas caras de toda la vida estaban, esa gente que -como nosotras ahora- ya son parte del decorado del lugar.
Quedé yo de espaldas a las vidrieras, y por consiguiente, ella de frente - no logro comprender a esa gente que, siendo dos para comer se sientan una al lado de la otra-.
La charla estaba justo por ponerse interesante cuando B2 dice: "Uy mirá, ahí está tu amiga la que le comió la cara el perro!"
TN: "Qué decís?" La aclaración no fue necesaria dado que en ese mismo momento, la persona que ella mencionaba estaba pasando por la puerta, la cual sí estaba de frente a mí.
La mujer a la que B2 se refería fue mi mejor amiga desde que nací -literalmente- hasta los 20 años aprox. En ese momento la vida me puso contra las cuerdas y nuestra relación perdió por puntos, con lo que odio las definiciones tibias, a mpi me gutan los KO. Motivos que a la fecha desconzco (y no quise, quiero, ni querré hacer un análisis sobre supuestos, dado que ella tiene una boquita con la que además de mamá, me podría haber dicho que mierda le pasó), diluyeron un vínculo estable, pleno, amoroso y duradero.
Un día simplemente, a ella le irritó lo mío y a mí me descompuso lo de ella. Yo decidí cortar por lo sano y ella se siguió empeñando en hacer crecer lo enfermo. Un día ella quiso que yo arreglara lo que nunca había roto, así que decidí estrellárselo a los pies y dejarla con los pedazos a ver que hacía. Un día no nos vimos durante tres años. Y después nos encontramos dónde no hubiéramos creído nunca, haciendo yo de ella y ella de mí.
El trabajo da para que estás cosas pasen, pensé en su momento. Lo que no da, es que habiendo tantas y tantísimas empresas de primera línea, recalemos las dos en la misma. Luego me fui, ella se quedó reemplazándome. Y luego de eso también, ella se fue y volví a entrar yo. Coincidencias? No creo. Me hago cargo de que uno no pasa tanto tiempo con alguien, si en algo no se parece, y tal vez en la organización laboral nos parezcamos.
El cruce aconteció de esta menera: Holas cómo andas. Te felicitos! Lo mismo para voses. Toda una cuestión forzada, formal, sin sentimiento ni goce. Después nos vemos, sí claro que comas rico.
Trajeron el vino y le informé a B2 que lamentablemente, ya no le podría contar determinadas cosas, en el volúmen o con los comentarios que solemos hacer, dada la cercanía entre nuestra posición y la de mi ex-amiga. Entonces llegó la moza y apoyó nuestros platos sobre la mesa. Y nuevamente, B2 dijo:"Ah bueno, ahí está el Difunto".
Esta vez ni pregunté, la referencia era clara e inequívoca. A los dos segundos, mi ex-pareja entró por la misma puerta que ya hube mencionado. Me vio, se acercó sonriente e iluminado y dijo:"Nenaaaaaaaaaaaaa, me enteré! Te felicitoooooooooooo!" Me dio un abrazo casi asfixiante al tiempo que me frotaba la espalda con las dos manos. Me tomó por los brazos para separarme, pero sin soltarme agergó:"Te lo merecías gorda. Estoy re contento y orgulloso de vos."
Entre descreída y asombrada, respondí:"Gracias, gracias! Yo también estoy re contenta aunque no se me note tanto como a vos..." Charlamos un poco más los tres, B2 incluída que no paró de decirle cosas que nos provocaron risa y se retiró, educado, prolijo, correcto como siempre para, dejarnos comer tranquilas y vernos más tarde.
B2 se quedó mirándome fijamente hasta que preguntó:"Qué quiere decir esa cara?". Mi respuesta fue..."todavía no lo sé, supongo que dos copas más tarde tendré una respuesta para darte."
Completando el cuadro del error en el supuesto de las primeras líneas, al Difu y padre les tocó la mesa de al lado a la nuestra. Digamos, un empujoncito y comíamos todos juntos, como si estuviéramos en un cumple mío de hace un lustro. Así que fueron muchos los temas del check list que no tratamos con B2 y muchos otros los que surgieron.
Así discurrió la cena, dos copas más de vino, el postre y para cuando íbamos a pedir el café, el Difu se retiró. Al verlo salir por la puerta, o sea al ver su espalda, tuve la enorme necesidad de darme vuelta a mirar la mesa en la que estaba "ella". Y entendí.
TN:"B2, sabés de qué era la cara? De espanto, de pena, de decepción, de dolor resucitado, de frustración sobre todo, eso." Las dos ex relaciones más importantes en mi vida se habían dado cita tácita conmigo esa noche, sin previo aviso. Y de la que hubiera preferido una palabra de honesta alegría me dio falsa camaradería. Mientras de la que no hubiera esperado nada, me dio casi emoción.
Como decía, nunca me aprendí los nombres de los tiempos de verbos, aunque los sé usar a la perfección. Me queda claro sí, que: en le modo indicativo, que es el único que se ajusta a la realidad como discurre, el presente es uno solo. El pasado es más bien un manojo de pretéritos que van desde recién hasta hace tanto que no me quiero ni acordar, y el futuro tiene unas cuantes alternativas, todas tan impredecibles y variables, que no vale la pena intentar adivinarlo.
Más allá de los muchos errores de tipeo y omisiones por ansiedad, es una compulsión más que un gusto diría, no traicionar la lengua respecto de la gramática, la sintaxis y la ortografía (morfología y semántica también están en mi menú).
Muy a pesar de esto, jamás conseguí memorizar los nombres de los tiempos verbales. Nunca!
Sé usarlos a la perfección total, pero no sé como se llaman. Para ejemplificar pondré una situación real, aunque algo surrealista, que me aconteciera hace unas semana, en ocasión de estar cenando con la Dra. B2, en lo que creyéramos iba a ser una comida apacible, en un lugar en el que los miércoles, sólo los bernalenses de pura cepa están.
Nos ibámos a celebrar solitas y solas mi cambio de empleo. Ella esperaba le contara todos los pormenores del pase, que no eran pocos, dadas un número de circunstancias que mezclaban lo meramente laboral, con algo de personal, mucho de recursos humanos, corazones rotos y algo de suerte.
El caso es que llegamos al restaurant en cuestión, y como era de esperar, sólo esas caras de toda la vida estaban, esa gente que -como nosotras ahora- ya son parte del decorado del lugar.
Quedé yo de espaldas a las vidrieras, y por consiguiente, ella de frente - no logro comprender a esa gente que, siendo dos para comer se sientan una al lado de la otra-.
La charla estaba justo por ponerse interesante cuando B2 dice: "Uy mirá, ahí está tu amiga la que le comió la cara el perro!"
TN: "Qué decís?" La aclaración no fue necesaria dado que en ese mismo momento, la persona que ella mencionaba estaba pasando por la puerta, la cual sí estaba de frente a mí.
La mujer a la que B2 se refería fue mi mejor amiga desde que nací -literalmente- hasta los 20 años aprox. En ese momento la vida me puso contra las cuerdas y nuestra relación perdió por puntos, con lo que odio las definiciones tibias, a mpi me gutan los KO. Motivos que a la fecha desconzco (y no quise, quiero, ni querré hacer un análisis sobre supuestos, dado que ella tiene una boquita con la que además de mamá, me podría haber dicho que mierda le pasó), diluyeron un vínculo estable, pleno, amoroso y duradero.
Un día simplemente, a ella le irritó lo mío y a mí me descompuso lo de ella. Yo decidí cortar por lo sano y ella se siguió empeñando en hacer crecer lo enfermo. Un día ella quiso que yo arreglara lo que nunca había roto, así que decidí estrellárselo a los pies y dejarla con los pedazos a ver que hacía. Un día no nos vimos durante tres años. Y después nos encontramos dónde no hubiéramos creído nunca, haciendo yo de ella y ella de mí.
El trabajo da para que estás cosas pasen, pensé en su momento. Lo que no da, es que habiendo tantas y tantísimas empresas de primera línea, recalemos las dos en la misma. Luego me fui, ella se quedó reemplazándome. Y luego de eso también, ella se fue y volví a entrar yo. Coincidencias? No creo. Me hago cargo de que uno no pasa tanto tiempo con alguien, si en algo no se parece, y tal vez en la organización laboral nos parezcamos.
El cruce aconteció de esta menera: Holas cómo andas. Te felicitos! Lo mismo para voses. Toda una cuestión forzada, formal, sin sentimiento ni goce. Después nos vemos, sí claro que comas rico.
Trajeron el vino y le informé a B2 que lamentablemente, ya no le podría contar determinadas cosas, en el volúmen o con los comentarios que solemos hacer, dada la cercanía entre nuestra posición y la de mi ex-amiga. Entonces llegó la moza y apoyó nuestros platos sobre la mesa. Y nuevamente, B2 dijo:"Ah bueno, ahí está el Difunto".
Esta vez ni pregunté, la referencia era clara e inequívoca. A los dos segundos, mi ex-pareja entró por la misma puerta que ya hube mencionado. Me vio, se acercó sonriente e iluminado y dijo:"Nenaaaaaaaaaaaaa, me enteré! Te felicitoooooooooooo!" Me dio un abrazo casi asfixiante al tiempo que me frotaba la espalda con las dos manos. Me tomó por los brazos para separarme, pero sin soltarme agergó:"Te lo merecías gorda. Estoy re contento y orgulloso de vos."
Entre descreída y asombrada, respondí:"Gracias, gracias! Yo también estoy re contenta aunque no se me note tanto como a vos..." Charlamos un poco más los tres, B2 incluída que no paró de decirle cosas que nos provocaron risa y se retiró, educado, prolijo, correcto como siempre para, dejarnos comer tranquilas y vernos más tarde.
B2 se quedó mirándome fijamente hasta que preguntó:"Qué quiere decir esa cara?". Mi respuesta fue..."todavía no lo sé, supongo que dos copas más tarde tendré una respuesta para darte."
Completando el cuadro del error en el supuesto de las primeras líneas, al Difu y padre les tocó la mesa de al lado a la nuestra. Digamos, un empujoncito y comíamos todos juntos, como si estuviéramos en un cumple mío de hace un lustro. Así que fueron muchos los temas del check list que no tratamos con B2 y muchos otros los que surgieron.
Así discurrió la cena, dos copas más de vino, el postre y para cuando íbamos a pedir el café, el Difu se retiró. Al verlo salir por la puerta, o sea al ver su espalda, tuve la enorme necesidad de darme vuelta a mirar la mesa en la que estaba "ella". Y entendí.
TN:"B2, sabés de qué era la cara? De espanto, de pena, de decepción, de dolor resucitado, de frustración sobre todo, eso." Las dos ex relaciones más importantes en mi vida se habían dado cita tácita conmigo esa noche, sin previo aviso. Y de la que hubiera preferido una palabra de honesta alegría me dio falsa camaradería. Mientras de la que no hubiera esperado nada, me dio casi emoción.
Como decía, nunca me aprendí los nombres de los tiempos de verbos, aunque los sé usar a la perfección. Me queda claro sí, que: en le modo indicativo, que es el único que se ajusta a la realidad como discurre, el presente es uno solo. El pasado es más bien un manojo de pretéritos que van desde recién hasta hace tanto que no me quiero ni acordar, y el futuro tiene unas cuantes alternativas, todas tan impredecibles y variables, que no vale la pena intentar adivinarlo.
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