Friday, August 11, 2006

Ansiedad

Si hubieran tenido que elegir mi nombre después de ver cómo era, mis padres tenían que haberme puesto, por lo menos como middle name, Ansia.
La ansiedad está entre las caractéristicas más notorias de mi endeble personalidad. Aún habiendo aprendido a controlar, los efectos más nefastamente notorios de tal "cualidad", y hasta habiendo adquirido algunos puntos más de paciencia, la ansiedad vive conmigo, o en palabras de Sabina, "malvive de pensión, en mi corazón".
Recuerdo en mis peores épocas, aquellas que me llevaron directo al diván, que por supuesto nunca usé, no pensarán que para mí era posible, en esos tiempos mantenerme acostada. Ni siquiera para dormir, porque claro, no dormía. Decía que recuerdo, que la encantadora Laura, mi psícologa personal, me explicó con una didáctica asombrosa, qué era la ansiedad, y al respecto espero que pase por aquí Vera y amplíe o corrija en caso de ser necesario o meramente ilustrativo.
La ansiedad, dijo Laura, con la calma entretenida que la caracterizaba, es necesaria para vivir. Yo pensé a este paso, soy inmortal pues. Ella continúo, hay un nivel de ansiedad sin el cual, no podríamos "operar" correctamente. No tendríamos "incentivo", nada nos resultaría desafiante en el buen sentido, algo así como no tener voluntad. De hecho, agregó, a los deportistas de alto rendimiento, se les toma una suerte de "curva de ansiedad", el momento máximo de la hipérbole - gracias Tomate por la cientificidad de los términos con los cuales sólo vos podés hacer metáforas- en el que más ansiosos están, es aquel donde suelen deifnir alguna jugada importante.
Genial, estoy curada pensé, esto es a lo que llaman el poder de la palabra, me dije. Pero claro, Laura siguió. Sin embargo Naty, en los niveles de ansiedad que estás operando vos, rayás en la insanía total. Está bien que un tipo al que le pagan enormes sumas de dinero por correr detrás de la pelota, tenga ansiedad por meter un gol o hacer un buen pase. De ahí, a que cualquier cosa te vuele la tapa de los sesos si no pasa en el momento exacto en que terminaste de pensarlo... no te parece que no es sano??
Y no lo era. He hecho hubo cosas que me podían haber salido muy mal. Por muy mal, léase, atentar contra mi propia vida y la de terceros, en hechos tan triviales como: cruzar la calle cuando a mí se me ocurría, dejar mi puesto de trabajo aduciendo las simples ganas de no estar más allí, intervenir en una pelea de connotación física entre dos desconocidos, sólo por uno de ellos era una ella... en fin Cucu puede dar fe, de casi todo lo expuesto, como también de que en menos de tres meses, estaba curada (si 26 años de ansiedad extrema resueltas en tres meses, se los dije o no, soy ansiosa! Y por curada léase también el diagnóstico inicial que cual dictámen forense decía: Ansiosa vas a ser todas la vida, intentaremos muñirte de las aramas para controlarla en tu favor).
Hoy, me puse a pensar en esto. Ansiar algo es desearlo vehementemente, y es tan cierto lo dicho por Laura - supongo que la teoría marco no será de ella, sino que nacerá con Freud y terminará con alguno de los máximos exponentes de la escuela cognitivo conductal, pero entienden mi punto, no?- sin una cuota de ansiedad, todo sería, al menos soso.
El domingo es el día del niño y estoy ansiosa de ver las caras de mis sobrinas al abrir sus regalos -así como de ver el mío, mi madre no saltea este día sin importar nuestra edad-.
Hablo con la panza de Aní y disfruto a futuro jugar con Elena y que reconozca mi voz desde el vamos, como en su momento pasó con Iván... la emoción fue tan grande como mis ansias de poder repetir ese momento hasta el infinito con cada hijo de cada amiga.
Palpo y huelo cada ingrediente de mis comidas antes de convertirlos en plato, ansiando que su mixtura y cocción den como resultado un pequeño manjar cotidiano.
Leo palabras del tipo: es viernes y la noche pasa más rápido, mañana nos vemos! y viene a mí esa dulce ansiedad medida y disfrutable, como será de desmedidamente disfrutable el hecho cuando acontezca, desde el pasillo hasta el infinito, y más allá - Buzz Lightyear dixit-.
Entonces, entiendo: la sana ansiedad es aquella que siento frente a hechos, que sabiendo tendrán lugar en un futuro cercano y siendo "afortunados o gratos", me permiten sentir esas cosquillas entre el pelo y las suelas de los zapatos. Como cuando en la montaña rusa tu carrito subía lento la ladera, llegando a la cima la sensación era tan abrumadora que las cosquillas eran como pequeñas dosis de electricidad y de ahí en adelante, todo era liberación y resultado inequívoco. Felicidad diría.
Habiendo dicho esto recuerdo, nunca puse entre los boleros que me gustan, ese que en un español fonético muy encantador, Nat King Cole, cantaba: "Ansiedad, de tener tus encantos Y en la boca, volverte a besar..."

Free Hit Counter