Wednesday, May 10, 2006

Fuck the cat!


Anoche llego a casa y mi amigo personal, RENATO STEFANO CASSIGHATI, no estaba como siempre, sentadito a mitad de living con su cara de amor y preparado para saltar para cualquier win, no bien doy el paso siguiente.
Tampoco estaba en el sillón, ni en su pieza, ni en las piedras, ni en la cocina, ni en el patio. Debo confesar que como de muestra me sobró un botón salí raudísima y casi sin aire al patio.(http://eldifuntocorreo.blogspot.com/2006/05/gato-encerrado-gato-suelto-gato-muerto.html)
Renato! Renato! nada che... Renato! Mish mish (en realidad este no fue el sonido que emití, pero la onomatopeya real no creo ser capaz de reproducirla en letras, a ver... es como una aspiradita bucal entredentada, ya saben, lo opuesto a un silbido)... entonces comencé a escuchar su desgarrador maullido y el tintinear del cascabel de su cuello. Pero no venía de mi patio ni de mi techo.
Noooooooooo, claroooooooooooooooo, el señor estaba atascado en el patio de la vecina, entre las plantas, los árboles y el pasto.
-Dale Renato volvé boludo, que te van a apedrear. Miauuuuuuuuuuu, miauuuuuuuuuuuuuu! Y se estiraba todito contra la medianera, sin conseguir nada (más allá reafirmar esa hermosa agilidad que lo caracteriza).
Yo, que no soy una mina de quedarme quieta, agarré la escalera que se olvidó el pintor y me colgué de la pared. Así, con el estómago en el filo de la medianera, el tren delantero invertido y estirado del lado de la vecina y el culo operando de contrapeso (reafirmando la frase que reza, Nena vos tenés más culo que cabeza!) estuve unos diez minutos. Y nada de nada. Apenas conseguía tocarle la punta de la oreja. Tenía que hacer algo...

Bajé de la escalera, entré en la cocina, me zampé la campera, y tomé envión para ir a pedirle a la vecina que me dejara entrar a rescatar a mi gatito, que como es cachorro, no sabía como volver. Al tiempo que se lo presentaba y le advertía de los peligros de tener un loro tan grande y verde en el patio al alcance del resto de la pandilla de la cual Renato se hizo amigo.

Al llegar a la puerta de casa, comencé a oir con fuerza y cercanía el cascabel, hasta que al abrir la puerta mientras pensaba (Dios estoy cada día más manecueca), fuiiiiiiiiim, pasó Renato a la velocidad de Halley con todo y la cola.
Hijo mío, serás hijo de una grandísima puta! Decime por lo menos que había alguien filmando para pasarlo como blooper y no que lo hiciste por puro placer maligno!
Loco que cosa los gatos, el pibe se pasó la tarde de jarana en lo de la vecina, cuando yo llego y lo busco, se hace el desvalido, como que cayó accidentalmente en patio ajeno y me "demuestra" empíricamente que no puede regresar si no lo ayudo, por eso aún esta ahí. Pero en cuanto vio que se le estaba por armar grossa conmigo y la otra, mágicamente encontró el camino de vuelta a casa...
cualquier similitud con los hombres de mi vida, es pura realidad.

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