Wednesday, June 14, 2006

Guiso de lentejas

Recuperando mi hábito de usar frases hechas (comida casera, delivery de frases es el lema) SOMOS LO QUE COMEMOS. Y el guiso de lentejas de anoche, me dejó lenteja a mí también. Algún día aprenderé que por apetitoso, nutritivo y energizante que un plato pueda ser, y aunque lo que abunda no daña (se va la segundaaaaaaaaa), los excesos son siempre malos.
Así fue que anoche compartí, el primero de mis guisos de lentejas del 2006. Este potaje está entre los platos que más ricos me salen, sí sí, así sin falsas modestias. Vale destacar que, la campeona mundial es mi madre, pero bueno, se ve que lo que se hereda no se roba (tricota). El antemecionado guiso es de sencilla preparación aunque lleve mucho tiempo de elaboración ( y 24 hs de espera antes de comerlo, para que se asienten sus sabores y adquiera mejor textura).
A saber: cebollas, verdeo y puerros prolijamente cortados (si Pau no va a comer con Uds. morrones vienen bien), se rehogan a traslucencia. Se agregan cortados en pequeños trocitos chorizo colorado, panceta tiernizada o ahumada, carnita y se dora todito revovlviendo cariñosamente. Ahí vamos con la sal a gusto y el primer caldito de carne.
Ahora le ponemos las hortalizas en cubitos pequeños (papas, batatas, calabaza y las zanahorias que yo compré, pero olvidé poner) con dos litritos de agua. Y ahora vamos con una caldito de verduras y la primera cucharada de pimentón dulce. Le pegamos una "revolvidita cada tanto pa´que no se pegue al fondo", pero entre meneada y meneada dejamos la olla tapada. Una, para no agregar humedad a nuestra cocina que con este clima ya es Londres, dos para que los sabores se queden allí, donde los queremos tener (por ahora).
Entonces, cuando el agua se nos redujo considerablemente, agregamos las lentejas (que habían estado tomando un baño de inmersión desde la noche anterior) y el choclo cortado rodajitas. Otro litro y medio de agua y el tema del meneo y la tapada alternativos pero no descuidados. Cuando todo está como para comérselo, nos aguantamos y echamos otra cucharada de pimentón, otro caldito de carne y una lata de tomates perita que cubeteamos muy pequeños, pero no que no nos harán pensar en usar puré de tomates, revolvemos una última vez pero con la energía del Tsunami. Apagamos el fuego, nos fumamos un pucho y pedimos una pizza para esa noche.
A la noche siguiente, vamos olla en mano a lo de Vana y PIki, o invitamos gente a casa para compartir esta ricura. En caso de que Uds. usaran proporciones similares a las mías, tendrán una olla de seis litros llena y tres tuppers de litro y medio más para freezar. Entonces, cuando saquen una de esas porciones del freezer, le agregen agua para descongelar y calentar (por favor, no usen la tecnología microondas para esto, conservemos lo autóctono sì??) y se sienten a la mesa, quizá solos esa noche, recuerden... nunca que coman guiso de lentejas estarán solos totalmente. Siempre estarán con la copa pertinente de vino y el recuerdo casi palpable de Virginitainés, sonriente y con las mejillas acaloradas. Cuchara en mano, lista y feliz para comer con Uds.

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