Comer con palitos chinos... verse con un casado...
Ayer pensaba en esto... comer con palitos chinos es como salir con un casado (con otra, claro está).
Lo primero que uno dice es: NO NO NO! Dejáme a mí con los cubiertos no más! (en casos muchísimo más rústicos, y por supuesto, en los que no estemos habalando de sopa, donde entonces, ni palitos ni manos, son viables).
Y: NO NO NO, dejame a mí con solteros eh! (en casos mucho más rústicos, con algún primo segundo o hermano de una amiga, los amigos del ex son como la mano en la sopa, sépanlo)
Pero despúes uno empieza a notar, que si una cultura tan antigua como los chinos (y otros orientales en el estilo) comen con palitos, "algo deben tener".
Y si ya desde la Biblia, nos hacen jurar no tocar a la mujer del prójimo (el hombre de la prójima en este caso): "algo debe tener".
Ahí nos aventuramos en las difíciles tareas de: a) sincronizar cuerpo y mente para que nuestra motricidad fina acepte a los palitos como prolongación natural de nuestra mano. b) Sincronizar cuerpo y alma para que nuestro cerebro asuma esa "realción" como no coronaria (es decir, no enamorarse).
Bueno ya que estamos en el baile, bailemos.
Y se nos caen los fideos y la salsa de soja tiende a ser muy difícil de sacar de la ropa. El arroz, tiene que estar "pasadito" para agarrarlo y este, definitivamente no es nuestro occidental hábito para la ingseta de dicho cereal. La carne debe ser cortada en pequeños cubos o fajitas, haciendo que, tal vez, nos digan que es pollo y es paloma, cuiz o el gato de la vecina. Y encima para que no se enfríe hay que ametrallarse la boca con la comida...
Los casados, primero nos plantan (ver fideos), después nos presentan tal vez, a algunos de sus amigos como pa´disimular (esto se equipara a la mancha de la salsa de soja, pero en el orgullo, en caso de que nos quedara algo de él). Nos cuentan lo mal que están con la esposa y lo difícil que les es dejarla (esto nos convierte a nosotras en carne en cubitos, carne de cañón de tan viles excusas de porque no va a quedarse con nosotras, aun si se separara de la mujer). Por último, nos apuran. Nunca más de un turno en el telo y de venir a casa ni hablar (o sea nos ametrallan el sexo sino se enfrían...)
Podría seguir, pero la verdad, prefiero que lo hagan Uds. Porque de tanto en vez, sea comida oriental o no, agarro los palitos chinos que compré por internet hace años, y me dejo vencer por la tentación de comer con ellos en plato ajeno...
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